Este incisivo reportaje del periodista ruso independiente Marat Musin da al traste con las mentiras e invenciones de los medios de comunicación occidentales. El reportaje está basado en una cronología de los acontecimientos, así como en relatos de testigos.
El 25 de mayo, alrededor de las dos de la tarde, grandes grupos de combatientes atacaron y capturaron la ciudad de Hula, en la provincia de Homs. Hula agrupa a tres sectores: las localidades de Taldu, Kafr Laha y Taldahab, con unos 25.000 o 30.000 habitantes cada uno.
La ciudad fue atacada desde el noreste por grupos de bandidos y mercenarios, en número de unos 700. Los militantes vinieron de Ar-Rastan (la Brigada de Al Faruk del Ejército Libre Sirio, dirigida por el terrorista Abdul Razak y compuesta por unos 250 efectivos), de la aldea de Akraba (dirigidos por el terrorista Yahya Al Yusef), de la aldea de Farlaha, a los que se unieron bandidos locales, y de Hula.
La ciudad de Ar-Rastan ha sido abandonada hace tiempo por la mayor parte de la población civil. Ahora, son los wahabíes del Líbano quienes controlan el lugar, financiados y armados por uno de los principales patrocinadores del terrorismo internacional, Saad Hariri, que dirige el movimiento político antisirio Tayar Al Mustaqbal (Movimiento Futuro). La carretera que va desde Ar-Rastan a Hula atraviesa áreas beduinas que están en su mayoría fuera del control de las tropas gubernamentales, lo que explica que los ataques de los insurgentes contra Hula cogieran completamente desprevenidas a las autoridades sirias.
Cuando los rebeldes capturaron el puesto de control inferior de la ciudad y se situaron cerca de la comisaría local de policía, comenzaron a liquidar a todas las familias de las casas vecinas leales a las autoridades, incluyendo ancianos, mujeres y niños. Varias familias de Al Sayed fueron asesinadas, incluyendo 20 niños y la familia de Abdul Razak. Muchas de las personas asesinadas eran ‘culpables’ de haberse atrevido a convertirse al chiísmo. Las mataron con cuchillos y disparos a quemarropa. Luego, presentaron los cadáveres a la ONU y la comunidad internacional como víctimas de los bombardeos del ejército sirio, algo que no fue verificado por ninguna señal en los cuerpos.
La idea de que los observadores de la ONU habían oído fuego de artillería contra Hula en el Hotel Safir de Homs por la noche… no es más que una broma de mal gusto. Hay 50 kilómetros entre Hula y Homs. ¿Qué tipo de tanques o armas de fuego tiene ese alcance? Sí, hubo intenso fuego de artillería en Homs hasta las tres de la madrugada. Pero, para dar un ejemplo, en la noche del lunes al martes, el tiroteo se debió a un intento de las fuerzas del gobierno de recuperar el control del corredor de seguridad de Tarik Al Sham, a lo largo de la carretera de Damasco.
Tras realizar una inspección visual de Hula, no se encuentran rastros de destrucción reciente ni de bombardeos. Durante el día, se produjeron varios ataques de hombres armados contra los últimos soldados que permanecían en el puesto de control de Taldu. Los insurgentes emplearon armamento pesado y mercenarios francotiradores.
Obsérvese que exactamente la misma provocación fracasó en Shumar (Homs), donde 49 insurgentes, mujeres y niños murieron, justo antes de la visita de Kofi Annan. Esta provocación fue descubierta tan pronto como se supo que los cuerpos de los previamente secuestrados eran de sirios alauíes. En la última provocación ha habido serias inconsistencias: los nombres de las personas asesinadas son de personas leales al régimen, no hay rastros de bombardeos, etc.
Sin embargo, la maquinaria de provocaciones sigue funcionando. Hoy, los países de la OTAN han amenazado directamente con bombardear Siria y se ha iniciado una expulsión masiva de diplomáticos sirios de diversos países. En estos momentos, no hay tropas dentro de Hula, a pesar de lo cual se oyen regularmente ráfagas de ametralladoras. Por otro lado, no está claro si los insurgentes están combatiendo entre sí o si los partidarios de Asad están siendo masacrados.
Los insurgentes abrieron fuego contra prácticamente todo el que intentara acercarse a la ciudad fronteriza. Ante nuestros ojos, un convoy de la ONU fue atacado y dos todoterrenos de los observadores de la ONU resultaron dañados cuando intentaban llegar al puesto de control de Tal Dow.
En el ataque contra el convoy fue descubierto un terrorista de veinte años de edad. Los disparos iban dirigidos contra los laterales del primer todoterreno y la puerta trasera del segundo fue alcanzada por un fragmento. Hubo heridos entre los viajeros.
Según un soldado herido,
“Al día siguiente, unos observadores de la ONU llegaron al puesto de control e inmediatamente unos hombres armados abrieron fuego contra ellos. Tres de nosotros resultamos heridos. Uno fue herido en una pierna, otro en la espalda y yo fui herido en la cadera.
Cuando llegaron los observadores, pudieron oír a una mujer que estaba cerca de ellos y les gritaba. La mujer pidió ayuda a los observadores, que les protegiera de los mercenarios. Cuando me hirieron, los observadores vieron cómo caí, pero ninguno intentó ayudarme. Nuestro puesto de control ya no existe. Ya no hay civiles en Taldu, solo insurgentes. Nuestras relaciones con los residentes eran excelentes. Fueron muy buenos con nosotros. Pidieron que el ejército entrara en Taldu. Fuimos atacados por francotiradores.”
Muchos insurgentes son francotiradores profesionales. A 100 o 200 metros de mi grupo de periodistas de TV, los insurgentes atacaron a un BMP [vehículo de infantería, N. del T.] que se disponía a relevar a los soldados del puesto de control. Un soldado recibió un disparo en la cabeza de un francotirador y sufrió una conmoción cerebral. Sobrevivió de milagro.
Los francotiradores matan a unos 10 soldados y policías de los puestos de control todos los días. Ciertamente, las víctimas de las fuerzas gubernamentales en Homs se contaron por docenas al día. Pero, lamentablemente, a las diez de la mañana, seis soldados muertos fueron trasladados al depósito de cadáveres. La mayoría tenía disparos en la cabeza. Y el día no había hecho más que empezar…
Estos son los nombres de esos seis soldados muertos por francotiradores en las primeras horas de la mañana del 29 de mayo:
sargento Ibrahim Halyuf,
sargento Salman Ibrahim,
policía Mahmud Danaver,
soldado Alí Daher,
sargento Wisam Haidar
y un soldado aún sin identificar.
Los mercenarios dispararon ráfagas de ametralladora contra nuestro grupo de periodistas, aunque estaba claro que éramos un equipo de TV compuesto de civiles desarmados.
Cómo comenzó el ataque
Después de las oraciones del viernes, en torno a las dos de la tarde del 25 de mayo, un grupo del clan Al Aksh empezó a disparar contra un puesto de control, lanzando morteros y granadas. La respuesta de una tanqueta BRDM golpeó a una mezquita, que era lo que buscaban los provocadores.
Después, dos grupos de insurgentes liderados por el terrorista Nidal Bakur y Al Hasan, del clan Al Hallak, apoyados por una unidad de mercenarios, atacaron el puesto de control superior del extremo oriental de la ciudad. Consiguieron hacerse con el control del puesto de control a las 15.30 y ejecutaron a todos los prisioneros. A un soldado suní de reemplazo le cortaron la garganta, mientras Abdulá Shaui, beduino de Deir-Zor, le quemaron vivo.
Durante el ataque contra el citado puesto de control, los insurgentes perdieron 25 efectivos, que luego fueron enviados a los observadores de la ONU, junto con los 108 civiles muertos, todos ellos supuestas ‘víctimas del régimen’, de los bombardeos del ejército sirio. En cuanto a los 83 cuerpos restantes, entre ellos 38 niños, eran de familias que fueron ejecutadas por los insurgentes. Estas familias eran todas leales al gobierno sirio.
ENTREVISTAS
Con un miembro de las fuerzas de seguridad
«Mi nombre es Al Josam, soy policía. Serví en Taldu, en el distrito de Hula, provincia de Homs. El viernes, nuestro puesto de control fue atacado por un numeroso grupo de insurgentes. Había miles».
Pregunta: ¿Cómo te defendiste?
«Solo tenía un arma. Éramos veinte. Pedimos ayuda. Cuando nos atacaron, fui herido y recuperé la conciencia en el hospital. Los atacantes eran de Ar-Rastan y Hula. Ellos controlan Taldu. Quemaron casas y mataron a familias enteras por ser leales al gobierno. Violaron a las mujeres y mataron a los niños».
Con un soldado herido
«Soy Ahmed Mahmud Al Jali. Soy de Manbej. Fui herido en Taldu. Soy miembro de un grupo de apoyo que vino a ayudar a nuestros camaradas estacionados en el puesto de control.
Los insurgentes destruyeron dos vehículos de infantería y un BRDM en el puesto de control. Salimos hacia Taldu en un BMP para recoger a nuestros camaradas heridos en el puesto de control. Los trajimos de vuelta en el BMP.
Después de un rato, llegaron los observadores de la ONU. Llegaron hasta nosotros. Les conducimos a las casas de las familias masacradas por los matones.
Vi una familia de tres hermanos y su padre en la misma habitación. En otra sala encontramos muertos a unos niños y su madre. Y en otra casa, vi a un anciano muerto. Solo cinco hombres, mujeres y niños. La mujer fue violada y disparada en la cabeza. Le cubrí con una sábana. La comisión lo vio todo. Los pusieron en el coche y se los llevaron. No sé a dónde se los llevaron, probablemente para enterrarlos.»
Con un residente de Taldu
«El viernes por la tarde estaba en casa. Oí disparos y salí para ver qué pasaba, y vi que los disparos venían del norte, hacia el puesto de control del ejército. Cuando los soldados dejaron de responder, empezaron a acercarse a las casas y a matar a familias enteras. Cuando el ejército comenzó a devolver los disparos, utilizaron a las mujeres y los niños como escudos humanos y siguieron disparando contra el puesto de control. Cuando el ejército volvió a responder, huyeron. Después de eso, los soldados tomaron a las mujeres y niños supervivientes y los llevaron a un lugar seguro. Luego, Al Yazira publicó las fotos y dijo que el ejército había cometido una masacre en Hula.
Efectivamente, mataron a civiles y niños en Hula. Los bandidos no permitieron que nadie hiciera su trabajo. Robaron todo lo que pudieron, trigo, harina, petróleo y gasóleo. La mayoría de los insurgentes provenían de Ar-Rastan.»
Después de que consiguieran controlar la ciudad, los soldados llevaron a la mezquita los cuerpos de sus camaradas muertos, así como los de los civiles y los niños muertos. El 25 de mayo, alrededor de las 20.00, los cadáveres ya estaban en la mezquita. El día siguiente, a las once de la mañana llegaron los observadores de la ONU.
Desinformación mediática
Para presionar a la opinión pública y cambiar la postura de Rusia y China, algunos medios ya habían preparado los títulos y los textos de antemano: «Siria: ciudad de Hula. Una terrible masacre perpetrada por las fuerzas armadas del régimen sirio contra civiles de la ciudad de Hula. Docenas de víctimas, principalmente mujeres y niños, brutalmente asesinadas por el bombardeo indiscriminado de la ciudad».
Dos días después, el 27 de mayo, una vez que los relatos y vídeos de los residentes mostraban sus discordancias con las alegaciones de bombardeos, los vídeos de los insurgentes mostraron cambios significativos. Al final del texto aparecía esta posdata: «Y algunos fueron asesinados con cuchillos».
Marat Musin, Olga Kulygina, Al-Hula, Syria
maramus.livejournal.com, 30 de mayo de 2012.
Vídeo (en ruso)
Traducción al español: Javier Villate (04.06.2012):
http://disenso.wordpress.com/2012/06/04/otra-version-de-la-masacre-de-hula/
La traducción se basa en la impresionante obra de Soldatovich y Elena (31.05.2012):
http://www.syrianews.cc/syria-journalist-houla-massacre-703.html
Texto original en ruso (30.05.2012):
http://maramus.livejournal.com/86539.html